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GLORIA SÁEZ: LA CÓMPLICE


Por R RAMOS-PEREA

Desde el blog del PRESIDENTE del IATR

Busco en mis archivos algunas fotos que tomé de Gloria Sáez trabajando en mis producciones y no la encuentro. Los que trabajan tras el telón, fueron, son y seguirán siendo gente anónima y marginada de la farándula estrellada de divos y divas.

Pero esos, que con su talento enfrentan al público, no serían ni pizca de lo que son si no tuvieran tras escena un equipo de artistas, tan o más talentosos que ellos, construyendo y dando luz al imaginario de un dramaturgo.

Trabajé tantas veces con Gloria que ahora mismo pierdo la cuenta.

Puedo decir tantas maravillosas cosas de ese ser tan profundo, tan serio, y comprometido con la verdad escénica que fue Gloria, la Maestra Gloria Sáez. Aparte de su pícara simpatía española, hablarle de profundidades era una invitación a la sabiduría del sufrimiento. Sus orígenes, su dura vida, sus sacrificios de niña y adolescente en una España partida por la guerra, y luego su acendrada acumulación de inmensos conocimientos sobre el vestir, las costumbres sociales, la recreación de la historia, la transformación de cualquier trapo o tela, que por su genial visión se convertía en verdad escénica, y por ende en la verdad del alma.

Ahora que me entero de su natural partida, celebro aquella sonrisa, aquel consejo continuo de precaución que me cuidaba, y sobre todo aquel estímulo a mi rebeldía que siempre interpreté como un insobornable gesto de solidaridad y admirado cariño. ¡Qué ser para ser cariñoso y afable! Había que enamorarse de aquella calidez, de aquella constancia a la que uno no era capaz de decir no.

No olvido las cien veces que yo levanté la voz ante algún actor quejoso gritándole: “!¡Si lo dice Gloria, es porque es así y no me jodan! Si Gloria les hizo ese vestuario, ese es el que va, que aquí usted no vino a modelar. Si yo apruebo y firmo un figurín, ese es el que va y me importa un caraxxjo si su vanidad piensa que le queda feo. Lo hizo la MAESTRA Gloria Sáez, y ninguno de ustedes le llega en talento y en sabiduría a los talones de esta mujer!”

Y así, los divos bajaban la cabeza y ella y yo nos hacíamos cómplices en el mutuo respeto por el teatro que hacíamos. El respeto al trabajo del actor comienza por el respeto que ese actor le da a su dramaturgo y a sus diseñadores. Yo no sé si eso se ha perdido hoy, pero en mi generación, Gloria Sáez era el monumento de ese respeto.

Gloria hizo muchos vestuarios para mis obras. Me vistió como actor en tantas otras. Incluso guardo diseños que me regaló en un momento de sano desapego. Su obra maestra, aparte de los muchos vestuarios que junto a sus costureras realizó para el Maestro Zayas y su teatro del siglo de Oro, fue de LA CUARTERONA de ALEJANDRO TAPIA. Aquel vestido de la cuarterona Julia que usó Alba Nydia Díaz, y que luego y aún usa Melissa Reyes, se hombreaba a la obra del Maestro Tapia y su genio creador. Entendía a Tapia más que ningún otro vestuarista. Y su vestuario de los varios TIEMPO MUERTO y VEJIGANTES que dirigí con ella a mi lado siempre fue una joya.

La sonrisa y el candor de Gloria me obsequia en este momento el almíbar de la nostalgia.

Mi abrazo y el de todo el Instituto Alejandro Tapia y Rivera, a su hermosa hija, y mi consuelo amoroso y agradecido a todos nosotros, los de aquel mundo teatral donde la conocimos, no porque haya partido un inmenso ser de luz, sino porque ahora esa luz permanecerá en el alma grande de nuestro teatro.

*En las foto: a) Vestuario de Julia en LA CUARTERONA de TAPIA utilizado por Alba Nydia Diaz y Melissa Reyes. b) Gloria Sáez, Victoria Espinosa y RRP en el Foro en Memoria de Arriví (2015) c) Programa de TIEMPO MUERTO con vestuario de G SAEZ. d) Espinosa, Sáez, M Casas, José E. Muratti, F Arriví hijo y RRP en Homenaje a Arriví (2015) e) RRP en CASA CON DOS PUERTAS de CALDERON, vestuario de G SAEZ.

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