Por R. Ramos-Perea
El escándalo suscitado por la abominable posibilidad de la eliminación de 64 programas universitarios en la Universidad de Puerto Rico, anunciado por su presidente, el Dr. Luis Ferrao, no debería sorprendernos.
Desde hace muchos años, la reducción de matrículas en programas humanísticos, de literatura comparada, de teatro, de estudios hispánicos, y de muchas otras profesiones —que hoy aparecen en esa lista atemorizante— ha pasado desapercibida por los medios de comunicación. Y donde realmente ha pasado por alto es EN LA SOCIEDAD MISMA, en los universitarios, quienes piden matrículas en profesiones que les garanticen una riqueza inmediata y un lugar privilegiado en el mercado laboral.
¿Quién necesita un doctor en literatura comparada? ¿Quién necesita un doctor en teatro o en Humanidades? Cuando pregunto "quién", me refiero específicamente a una sociedad como la nuestra y como la estadounidense, donde el mérito personal se decide por cuánto se gana y a qué se dedica. Ha sido un privilegio de las sociedades capitalistas anteponer, por encima de cualquier aspiración humanística, la urgencia por el capital, el dinero, el progreso económico y, en suma, por los estudios en la tecnología capaz de producir millones.
Mientras los medios de comunicación, la propaganda pública, los trabajadores sociales de las escuelas superiores y las mismas universidades que ofrecen los cursos sigan difundiendo la idea de que las Humanidades no son productivas, de que la filosofía, la literatura y las artes son aspiraciones humanas INÚTILES, IMPRODUCTIVAS Y FRACASADAS… las acciones que hoy comete la UPR al eliminar estos cursos estarán justificadas.
Esto no sucede únicamente en la UPR. La Universidad del Sagrado Corazón, universidad privada, ¿no ha modificado acaso todos sus cursos humanísticos para convertirlos en cursos de emprendimiento comercial y empresarial cuando se obliga al estudiante a tomar más cursos empresariales donde lo importante es vender, vender y vender, aunque lo que vendan tengan poco o nada que ver con lo que realmente estudian.
No apoyo las acciones de Ferrao. Pero las entiendo, y no lo señalaría como el único culpable. No es una decisión arbitraria reducir o eliminar facultades con menos de diez estudiantes, para las que el Estado tiene que invertir cinco o seis veces más capital en la contratación de profesores y personal para atender una facultad con tan pocos alumnos.
¿Quién es el verdadero culpable? Ya lo dije: LA MISMA SOCIEDAD QUE HA RECHAZADO LA INTELIGENCIA, LA SENSIBILIDAD, LA FILOSOFÍA, LAS ARTES Y LAS HUMANIDADES, y que ha puesto por encima de los valores humanos, el comercio, el dinero, la acumulación de capital, la propaganda y, sobre todo, el enorme vacío existencial que se llena con nuestro histórico deseo de vivir "en el baile, la botella y la berija".
Eso no tiene nada que ver con colonialismo, argumento con el que se detiene toda conversación política o económica en nuestra Patria. Esto tiene que ver con el real interés de ser SOCIEDAD y lo que estamos haciendo por salvarla de la enajenación a la que nos lleva nuestra bellaquera por el dinero y “el reconocimiento mundial” de cualquier pendejada que se nos ocurra. ¿Queremos ser SOCIEDAD o solo queremos “ser boricua, ¡pa que tú lo sepas!”?
¿Qué vamos a hacer ante esta decisión? He ahí la pregunta.
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