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UN MERECIDO HOMENAJE A QUIEN SÍ REPRESENTA

Roberto Ramos Perea

Por R RAMOS-PEREA

Fue un inmenso placer intelectual el escuchar la Conferencia Magistral de la Dra. YVONNE DENIS ROSARIO en la Apertura de la Feria de Libros y en el Simposio “Confluencia de Arte Literatura, Educación y Tecnología” de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Carolina.

Asistí entusiasmado, no solo porque la Dra. Denis es la Directora del Departamento de Estudios Afrodescendientes del Instituto Alejandro Tapia y Rivera, sino porque es una de las más importantes pensadoras de la negritud con la que cuenta esta raíz nuestra, y uno de los campos predilectos de nuestros saberes puertorriqueños.

Con voz pausada y segura, conto cómo las letras, sus influencias, sus estudios, pero más aún sus experiencias de vida en su niñez, sus padres, los temores adolescentes, el racismo sufrido, condecoraron su mágica y apasionada entrada al mundo de los libros.

Para ella, el conjunto de todas estas vivencias, unida a sus experiencias laborales, a los prejuicios y marginaciones sufridas por ella en un mundo donde muchos negros se tienen que acomodar a definiciones de negritud blancas, hicieron de su testimonio un manifiesto de lucha.

Aun cuando para muchos escritores las letras son una tortura, porque los condena a estar a la altura de su nobleza -y no todos llegan ahí-, para Denis, con el haber incuestionable de excelencia en sus libros y en sus investigaciones, decreta que las letras “salvan”.

No desperdició tiempo Denis en hablarnos también de cómo muchas de esas dificultades, si bien provienen de intrínsecos racismos, también nacen de la envidia y la mezquindad humana.

Yo añadí en mi mente los nombres que ella por ética y decoro omitió, porque los conozco muy bien. Esa farándula literaria blanca y negra -la que entra con boas de plumajes a las presentaciones de libros- para quienes la literatura nacional es un objeto de transa, de venta, de caculeo académico, para justificar subsidios y becas, de conseguir puestos académicos, o de simplemente venderse al mejor postor que crea que porque se publican un par de libros ya hay que llamarles “escritores” y rendirles pleitesía de “influencers” televisivos. Pero eso lo pensé yo que soy muy suspicaz.

Denis fue cortés, comedida, inteligente y justa en su exposición, como toda una excelsa académica ante un público universitario.

Claro, no dejó de sentenciar sus dolores con la entereza que la ha caracterizado por ser una de las más importantes intelectuales de toda la Nación y probablemente de las Antillas todas. Pero lo que yo colegí de sus entrelíneas, me pareció su mérito más grande.

Y por eso, y por muchas otras narrativas e imágenes que convocó durante su disertación, tiene más que merecida la dedicatoria de este significativo evento universitario y académico donde ella sí nos representa en múltiples sentidos.

Felicitamos a este Recinto de la UPR de Carolina que avala estos méritos sin la mezquindad con que otros lo hacen. Eso dice mucho de este Recinto Universitario de Carolina, que no solo reconoce con justicia a distinguidos académicos, sino que también ofrece espacio de expresión para las ideas que éstos sustentan. Eso es lo que hace una excelente Universidad.

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