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¡𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐀𝐒!: ¿𝐎𝐏𝐈𝐍𝐈𝐎́𝐍, 𝐑𝐄𝐒𝐄𝐍̃𝐀 𝐎 𝐂𝐑𝐈́𝐓𝐈𝐂𝐀?


𝐏𝐨𝐫 𝐑. 𝐑𝐚𝐦𝐨𝐬-𝐏𝐞𝐫𝐞𝐚

𝐰𝐰𝐰.𝐢𝐧𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐭𝐨𝐚𝐥𝐞𝐣𝐚𝐧𝐝𝐫𝐨𝐭𝐚𝐩𝐢𝐚.𝐨𝐫𝐠


Aunque las redes sociales se han encargado de cosificar el conocimiento al punto de cambiar el significado de las palabras y hacerlas convenientes a intereses particulares, no es menos cierto que los artistas necesitan reconocimiento por su trabajo, porque en él han depositado esfuerzos capitales, esperanzas e interesantes y necesarias propuestas de cambio.


Sin embargo, la recepción de esas intenciones puede llevar a un artista a desmotivarse completamente respecto a las razones honestas de su trabajo, y conducirlo por los tenebrosos caminos de la complacencia del ego. Siempre habrá quien se preste para motivar esas cosas, y esas motivaciones perversas tienen maneras aún más perversas de manifestarse.


En las redes sociales leemos constantemente opiniones, reseñas y algunos serios intentos de crítica. Pero al no saber diferenciar entre esas tres expresiones, todo se toma de la misma manera. Por enésima vez, definimos:


Las “opiniones” son las primeras impresiones que el gusto del observador expele sin ninguna otra consideración que su complacencia personal. Es decir, si voy a ver una obra de teatro, una película o escuchar un concierto, opino lo primero que se me ocurre. Por ejemplo: veo una obra que dura 2:45 horas y opino que “es mala” simplemente porque me pareció muy larga. Y ya con eso la condené, basándome exclusivamente en mi complacencia personal de que no me gustan las obras largas, y además se lo manifesté públicamente en redes sociales al artista, diciendo que su obra "no es buena porque no me gustó lo largo", espetándole “mi opinión” de que “toda obra larga es mala” (y con eso, jodimos ¾ partes de toda la dramturgia mundial. Así de pedestre como suena, así está funcionando la opinión en nuestras redes sociales.


Muy distinto es lo que constituye una “reseña”. Una reseña cuenta lo que se vio, describe —con algún detalle— la escenografía, el vestuario, el ánimo del público, y a través de esas descripciones deja colar su opinión sobre si lo que vio le gustó o no. El reseñista destaca como bien, mal o logrado según su capacidad de observación. Pero que una persona tenga capacidad de observación detallada no implica que los detalles que observa merezcan necesariamente un juicio valorativo importante.


El problema es que muchas reseñas pasan por “críticas” simplemente porque son escritas con más cuidado que una mera opinión. Pero eso no quiere decir que sean “críticas”. Aunque las reseñas se apoyan unicamentre ejn la obserevación simple, las más autorizadas pueden contener elementos críticos muy importantes, y por ello, muchas de ellas que cumplen esos requisitos se les llama “reseñas críticas”.


Establecemos entonces que la crítica es el ejercicio del criterio. ¿Pero qué es un criterio? Un criterio explica por qué consideramos que algo no es acertado o lo es, en términos de su ejecución artística. La crítica establece el trasfondo, lo que se hizo antes en ese renglón, los porqués, los valores, las comparaciones, la trascendencia histórica, la aportación al género, el estado de la cuestión que trata el objeto artístico, la sociología aplicable al autor que produce la obra de arte, el juicio de los medios de producción, etc. Ofrece un panorama complejo, extenso, detallado y profundo del objeto cultural que se observa. La crítica, por su propia naturaleza es un documento extenso, propio de revistas especializadas y no de prensa o de redes sociales. Y quienes la escriben son personas con amplia experiencia práctoca y pedagógica en filosofía, historia, literatura, teatro, cine, artes plásticas, música… QUE NO ESCRIBEN SOBRE SUS GUSTOS.


El principio crítico fundamental, establecido por muchos de los más reputados críticos teatrales y cinematográficos del mundo, debe contestar tres preguntas:

1. ¿Valió la pena hacer ese producto cultural?

2. ¿Cuál fue la aportación de ese producto cultural a lo que ya existe?

3. ¿Lo que se hizo está correctamente hecho?


La tercera pregunta es la más difícil, porque para contestarla no se puede usar una simple opinión. La respuesta a la tercera pregunta EXIGE que el crítico explique, fundamente y justifique POR QUÉ algo está correcta o incorrectamente realizado. Y eso solo lo puede hacer quien verdaderamente sabe mucho del arte que juzga.

El maestro FRANCISCO ARRIVÍ siempre decía: "NUNCA ACEPTES "CRÍTICAS" de alguien que sepa menos que tú, porque eso no son críticas, son opiniones, y opiniones tiene todo el mundo sobre todo, y ninguna vale nada."


En esta línea, dado que la objetividad no existe en el juicio crítico, tenemos que apoyarnos en lo que nos enseña el pasado. Tampoco se deben justificar opiniones miserables diciendo que "se está siendo objetivo", porque la objetividad no existe. Ni pretender hacer una "crítica constructiva" —¡esa me da mucha risa!—. ¿"Constructiva"? ¿Para construir o complacer qué? ¿Tu placer personal? ¿Constructiva respecto a quién?


Todo esto me nace cuando leo opiniones sobre teatro en las redes. No me parece nada mal que la gente opine sobre lo que ve, de hecho, LO CREO NECESARIO, pero que se tenga claro, que es solo una opinión, no es más que eso.


Lo que sí resiento es que estén escritas con el tonillo autoritario de la petulancia o que le llame “crítica” a lo que no lo es, y que el artista que las lea, crea que son la última palabra sobre su trabajo y termine tirándose por un puente o internándose en un manicomio a llorar toda la eternidad porque a un pendejo en Facebook no le gustó su trabajo.

 
 
 

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