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ihuman de Roberto Ramos-Perea


por Vivian Auffant Vázquez (Universidad de Puerto Rico)

"Quiero vivir en ti… Ser lo que no fui"

Mario Casanova

El diálogo entre Mario, el filósofo escritor y Bruno el humanoide mantiene los problemas existenciales de la creación y de la vida.

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Los primeros parlamentos de la obra llevan a Mario a un ahora en el que quiere examinar el ayer.

Busca adentrarse en las contradicciones que le hicieron vivir y que

cada uno ha repetido perpetuando la emoción por encima de la razón y la convivencia. Trata de ese modo de conjurar el olvido, la memoria vacía, la enfermedad que elimina los recuerdos y la conciencia.

Cómo fui, cómo debí ser con la conciencia adquirida de

ahora es un asunto paradójico, si no puede deshacerse de

los sentimientos y apasionamientos que rigieron los comportamientos y decisiones pasadas. Adquirir un humanoide para que le ayude a

reconstruir cómo debió haber sido su proceder ante la vida, denota una inmensa soledad existencial y real debido a que las personas que pedían su afecto, consideración y apoyo ya no estaban porque: o murieron, o propició su muerte, o no construyó la relación mínima social requerida para la convivencia.

La compra del objeto humanoide implica control sobre el mismo sujeto inclusive de algún modo para que diga lo que desea oír. Sustituye Bruno/Mario al confidente espiritual que se acostumbra en los casos de finales de la vida o del proceso hacia e fin. ¿Cómo me porté? ¿qué hice?, ¿cómo dañé vidas?, ¿por qué cometí y repetí lo mismo que me hicieron que me dolió? Son preguntas de conducta humana, son asuntos éticos. La conciencia selectiva que deja vacíos a quien reacciona como es Bruno cuando dice no tener datos para proceder, opinar o crear otros resultados. ¿Acaso el olvido creado, desarrollado o decidido es otra acción que la máquina razonadora va a identificar y corregir para atenuar la angustia de quien le pregunta? ¿Inventará lógicamente las respuestas? Estas interrogantes son las que torturan las mentes de quienes buscan la tranquilidad ante el misterio final.

Quién ha inventado las máquinas y para qué Los parlamentos implican síntesis históricas, psicológicas y filosóficas con proyecciones futuras. ¿Qué hará esta nueva especie de humanoide?


El desarrollo de objetos tecnológicos ha sido producto de los deseos de control de las guerras desde tiempos remotos. Cuando aparece un contingente de soldados robots en un escenario bélico no es un asunto de imaginación o broma. Se usan tanto drones como pilotos automáticos para minimizar los traumas de la soldadesca que cumple ordenes de matanzas y genocidios.


La experiencia de las grandes guerras del Siglo XX demandó un detente y un acuerdo de paz entre países. Pero el gusano de la avaricia ha disparado el dogma

neomaltusiano para que unos pocos tengan la dicha de la vida a costa de la inmensa mayoría de los pobres y empobrecidos que mueren a diario como consecuencia del interés desmedido por las riquezas y controles de poder. El uso de tropas androides economiza a la cúpula del ejército los daños mentales y culpas de quienes reconocen lo hecho en un momento dado pero que luego se horrorizan de lo que hicieron cargando ese recuerdo doloroso a modo de tortura mental y emocional de modo perenne.

El ser humano quiere una vida digna que implica paz y equidad frente a los intereses de enriquecimiento. Pero ¿qué ocurrirá con los derechos de las personas? Acaso ¿los tendrán las máquinas? Es un asunto ético del uso de los productos humanoides.


¿Cómo serán las acciones de esas producciones? ¿La programación perpetuará la

guerra y la esclavitud hasta la eternidad?

Mario acompaña una codificación que quiso controlar pero que el artilugio pensante tomó sus propias decisiones contrario a lo que había hecho él como antihéroe. Cómo de sola quedará esa máquina luego de la muerte de su amo, quien le compró. Así los antiguos esclavizados veían la ruina de sus amos y en ocasiones le tenían compasión.


La temática de la vida y la muerte en la obra se suma a la del genocidio, asesinatos, desapariciones, y eutanasia.

La memoria de la computadora similar a la humana registra lo que se ha vivido;

rememorar cómo ha sido la vida es parte del proceso de la muerte. Dicen que eso

dicen quienes han llegado hasta sus puertas, pero no las han traspasado.

Las retrospecciones de las memorias de Mario -actual Hamlet- se reflejan en esta

producción teatral mediante la tecnología que le permiten vivir y realizar nuevamente escenas con la madre, con Gina, con Teresa la doctora, con Miranda con Cándido, con su hijo Leo. ¿Cómo debió haber sido lo que fue? es su pregunta. Pero Bruno le indica que deja fuera, de acuerdo con qué o quién, en cuáles circunstancias y contextos. El resto del tiempo de su larga vida se llena con su escritura. Mario repite el desamor sufrido por el comportamiento de su madre en su propio hijo. Cómo debí haber sido, son los recuerdos que martillean el aquí y ahora.

Bruno va más allá de los códigos religiosos o con ellos, implicando otra pregunta: qué será de esa creación. ¿Serán todos como Bruno y su modo de interpretar la ética? Es una introspección profunda que no consideramos por el nivel de miedo y ansiedad ante el misterio de la ruta final.

La base filosófica de la obra parte de las preguntas personales que se hacen, se

repiten, buscando contestaciones que mitiguen la tensión de la vida. No hay que tener mucha edad para hacer el recuento de memorias. Es una elaboración de conciencia ante los comportamientos y decisiones tomadas. Hostos se preguntaba cada día cómo se había comportado.


Este drama expone ideas en parlamentos excelentes que rebuscan las palabras y el orden para decir lo que se calla por miedo, culpa, y las heridas del alma. La obra

muestra el uso de la tecnología para simular la retrospección, el fluir de pensamientos hasta la traducción del árabe y de sus lenguas afines. Su incorporación en la representación permite destacar la interpretación actoral de Bruno.


El público se mantuvo en silencio y en concentración; pareció que cada quien estaba en su propio recuento de vida y acciones.

Se hayan preguntas expuestas demandantes de reflexión en medio del proceso de vida que han impuesto para la productividad del sistema: ¿Cuándo es lícito violar la ley?


¿Hecha por quienes, en cuáles circunstancias? ¿Cuándo la eutanasia es ética o si es ética la eutanasia? ¿Quién ejercerá el cese de la vida del otro?

Quiero vivir en ti dice Mario, pero ¿para quién? Cada cual está enredado en los hilos de su propia vida, a quién le importa saber del otro. En el caso del humanoide es un esclavo implicando quién programa a quién. Pregunta retórica a la que se le suman otras hasta reavivar la controversia de la vida eterna.

Dijo Gina: Cuántos de nosotros han muerto por divertir el sadismo del poder. Cómo resarcir el daño, ¿cómo lo han hecho otras sociedades? Reconciliación no conlleva necesariamente perdón, nadie cambia de pensamiento, pero hasta cuán lejos deben llegar los propios ideales. Acaso bastará con dejar de dañar a los demás con la tortura, la muerte, las violaciones o las desapariciones.

Lo aprendí de ti le dice Bruno. Cuando vemos nuestras acciones en otros nos

asombramos de los incorrectos, pero ya los hicimos.

La excelencia de esta obra de profunda reflexión sobre vidas individuales y colectivas aquí en Puerto Rico junto a los terribles acontecimientos de guerras imperialistas, invasiones y ocupaciones como las que nuevamente tiene nuestra Isla, permite tomar perspectivas a las posibles soluciones acertadas o no ante nuestros contextos considerando de qué y quiénes los fundamentan.

Muy poco se hubiera podido entender de la obra, sin la actuación excepcional, exacta y fluida del elenco actoral de la Compañía Nacional de Teatro. Hay que reconocer el compendio de excelentes actuaciones de UGOH como Bruno IAG y Willie Denton como Mario Casanova llevando un intenso diálogo reflexivo, retórico y reiterativo de las decisiones tomadas y las por hacer. Sonia Rodríguez Otero en su impecable papel caracterizando la Madre plena de contradicciones; Gina Figueroa Hamilton representa a Gina la compañera de ideales revolucionarios con determinaciones inmediatas; Israel Solla Rivera interpretando a la rígida autoridad policial de Cándido Alfonso; Melissa Reyes dándole vida real a Teresa la amiga-esposa maltratada psicológica y afectivamente; Ada Luz Santos Hernández encarnando a Miranda la actriz ambiciosa; Rafael Pagán Rodríguez simbolizando al hijo Leo Casanova, quien ha recibido el desamor de un padre que busca en el ejército un reconocimiento contradictorio.

La ficha técnica de fotos y videos de Josué Reyes, se une a Nelson Alvarado director de vestuario; la atención a la utilería de Luis Javier Lopez; UGOH en la música; Israel Franco Müller y Camila Pérez en el diseño de luces y proyecciones; junto a Israel Solla Rivera en la escenografía, complementan el ambiente-atmósfera en un teatro arena que alberga el Victoria Espinosa en Santurce. La conceptuación de la regidora de escena con Cybele Delgado cuenta con el apoyo de la gestoría actoral ZEN de Angela Mari junto a la dirección técnica de Israel Franco Müller y la producción ejecutiva de Nelson Alvarado.

Este trabajo actoral tiene la cohesión y firmeza extraordinaria del dramaturgo Roberto Ramos-Perea a quien le agradecemos esta obra de amplio espectro, de mayor actualidad y profunda reflexión respecto al drama muchas veces ignorado a propósito sobre cuáles son nuestras decisiones ante la programación colonial y qué decidirán las máquinas luego de las programaciones. La obra no termina, continua en cada persona concurrente llevando este drama dentro de cada quien, repasando el contrapeso de las decisiones tomadas.

 
 
 

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