Mi historia con Marilyn Pupo siempre ha sido una de sorpresas. Llevamos muchos años, (más de los que puedo pensar) trabajando juntos en muchos proyectos.
Y aun conociéndola en el calor de nuestra larga amistad, no deja de sorprenderme con inmenso agrado. Una actriz de su calibre no es una persona que uno trata como a cualquier otra. “La Pupo”, como le decimos los que la queremos mucho, es una mujer de intensos extremos. Puede adorar lo que hace de la misma forma que puede cuestionarlo hasta con sorna. Numerosas las veces que me he detenido en algún ensayo, a mirarla fijamente a los ojos para entender las razones, siempre muy válidas, de sus quejas o de sus elogios.
Amorosamente le digo: “jodes más que una esposa” y ella se muere de la risa para en un segundo mirarme ella con esa mirada de rayo que se gasta, y decirme con toda seriedad lo que cree que está mal. A veces se equivoca, a veces no, pero basta con que yo la mire con el inmenso respeto que como profesional de años se merece, ponga amorosamente mi mano en su hombro y le diga, “yo soy el director, yo lo resuelvo, no te preocupes”, para que ella entonces me corresponda con igual respeto y pienso también con el gran cariño que me profesa y que me ha demostrado tantas veces. Yo admiro eso de un actor. Admiro ante todo el respeto por el trabajo que hace y de eso Marilyn Pupo puede dar cátedra.
Cuando le dimos el papel de Doña Marta en mi película VEJIGANTES, los que dirigimos este proyecto de la WIPR y el Instituto Alejandro Tapia y Rivera, nos celebramos la decisión. Yo aboné la discusión diciendo que no solo su experiencia en el Teatro con esta obra la favorecía, que también la favorecía el ser cubano-boricua, y el haber conocido de primera mano los prejuicios que eran el tema central de este proyecto.
Cuando los actores nos reunimos a lo que se conoce como el trabajo de mesa de una película, Marilyn me descargó una frase importante: “es la primera vez que me dan un trabajo tan importante en una película puertorriqueña y te juro que lo haré con toda mi pasión y con lo mejor de mi talento”.
Y como excelentísima actriz que ha sido y es y será, me mostró ese talento replandoroso en cada toma, en cada escena y en cada día de nuestra filmación.
¡Cuánto agradezco haberme topado con ella, y lo reafirmo cada vez que miro esa escena maravillosa en que su personaje de Doña Marta… bueno, ¿pero a qué contarles? Hicimos esa maravilla para ustedes, para la historia y la gloria de la Nación Puertorriqueña y su literatura. Y la veremos en VEJIGANTES el día 19 de marzo a las 6 de la tarde, por WIPR TV.
Gracias Pupo, por haberme enseñado que no hay mejor talento demostrado que la entrega. Te admiro mucho y te quiero, que es mejor.
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