Me gusta dar conferencias
- Roberto Ramos Perea
- 18 nov 2022
- 2 Min. de lectura
Me gusta dar conferencias y hablar de temas extraños o poco conocidos. Las disfruto cuando las preparo y comprendo lo serias que pueden ser cuando hay un público ávido de conocimientos inéditos.
El sábado voy a Guayama. Esa hermosa ciudad del sur que tiene en sus calles tanta historia de oprimidos y explotados. Cuando miro las viejas fotos de los ranchones donde vivían los negros artesanos y obreros de la calle San Antonio de 1898, o los de los tienduchos jibaros de las montañas que la cercan, me revivo en esa historia.
Leo sus periódicos y sus revistas de hace más de un siglo, y veo a toda una intelectualidad puertorriqueña negra floreciendo de entre las páginas de nuestra historia con ese hipnotizante olor a salitre y monte del Guayama decimonónico.
De eso voy a hablar. No. No voy a hablar de la esclavitud, ni de los bailes de bomba, ni de las cadenas ni los carimbos. No voy a hablar del “calabó y bambú”. Otros ya lo hacen mejor que yo.
Voy a hablar, no de negros sometidos por el blanco, sino de negros iluminados por la fuerza vital del intelecto.
Mi conferencia del sábado a las 4:00 pm en el Pabellón de la Fama y del Deporte de Guayama se titula PANCHO IBERO: PRIMERA REVISTA DE LA INTELECTUALIDAD PUERTORRIQUEÑA NEGRA. Gracias a una invitación que le han hecho al Instituto Alejandro Tapia y Rivera y a su Departamento de Estudios Afrodescendientes por la dinámica organización guayamesa llamada Museo de Arte e Historia de Guayama que dirige la Prof. Arelys Valentín.
PANCHO IBERO es la cúspide de la intelectualidad puertorriqueña negra de principios del siglo XX, que comenzó con Eleuterio Derkes, nuestro primer intelectual negro en 1865 y culmina con la sapiencia infinita de Luis Felipe Dessus en 1920.
Es hora ya de hablar de lo que los puertorriqueños negros pensaban de sí mismos y lo que tuvieron que sufrir entre ellos, para lograr dignidad para su raza. Es hora de recordar cada 19 de noviembre como el día de los pensadores puertorriqueños negros.
Los espero. Tenemos mucho que aprender de estos iluminados.



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