Por R. Ramos-Perea

En el minuto 14 de su conferencia de prensa con los alcaldes en la tarde de hoy, la Honorable Gobernadora de Puerto Rico, la Lcda. Jenniffer González Colón, dejó claramente expresado su apoyo al Proyecto 0273, presentado por el Honorable Presidente del Senado, el Lcdo. Thomas Rivera Schatz, con respecto a la transferencia de operaciones del Instituto de Cultura Puertorriqueña al Departamento de Desarrollo Económico. Su postura fue entusiasta y, a nuestro parecer, meridianamente clara.
Desde hace ya varias semanas hemos venido advirtiendo que este apoyo sucedería y que aquellos que valoramos la presencia del ICPR sentiríamos el impacto de esta decisión. En múltiples ocasiones me acerqué a varios grupos de resistencia a esta ley, insistiendo apasionadamente en la necesidad de convocar un diálogo constructivo con el Presidente del Senado y con la misma Gobernadora. Lamentablemente para mí, mi petición cayó en oídos sordos.
Se formaron frentes y coaliciones destinadas a oponerse, sin más mediación que la autoridad moral o política, para protestar el desmantelamiento del ICPR, que todos, indistintamente de nuestras ideologías, objetamos. En la comunidad cultural puertorriqueña ninguno deseamos la desaparición del ICPR pero muy pocos reconocen que el gobierno actual tiene la autoridad política, legislativa y judicial para lograr sus planes de gobierno y los intereses que quieran llevar adelante.
Si algo nos ha costado aprender es que, cuando queremos conseguir algo, no debemos empezar dando puños. Tenemos que dialogar. Creo honestamente que esta oportunidad puede existir todavía si entendemos el lugar al que nos llevó el ejercicio electoral y la urgencia de negociar ALTERNATIVAS, POSIBLES SOLUCIONES, y no simplemente exigencias y estériles amenazas.
Si por alguna razón la comunidad cultural no ha progresado en los aspectos de preservación, difusión y producción ha sido precisamente por la negativa a dialogar con el poder. Siento una gran decepción con los patrioteros que, ante la primera provocación sacan la bandera, el puño en alto y toda nuestra historia para oponerse a unas ideas que, si por un lado son perjudiciales, por otro podrían representar oportunidades de desarrollo, reforma y evolución.
Y es cruelmente hipócrita cuando vienen de quienes nunca han movido un dedo por proteger al ICPR, o a sus empleados, de quienes solo necesitan sus 15 minutos de fama para sentirse que han cumplido con su cuota mensual de “patriotismo”.
Una vez más, INSISTO; marchas, veranos, piquetes, peticiones de firmas a esta altura de la cosa, no lograrán adelanto alguno.
Pero… hay ALTERNATIVAS. Puede ser que aún haya espacio para, al menos, negociar la integridad de la institución, salvar el esfuerzo de décadas de trabajo de empleados sacrificados, de décadas de proyectos positivos y beneficiosos para el país. Aunque algo se pierda, salvar lo que se pueda. Este esfuerzo debe estar por encima de seguir defendiendo la corrupción, la desidia, los malos manejos y el abandono de una institución tan valiosa, creada por mi maestro Ricardo Alegría, que ha aquejado al ICPR en los ultimos años de existencia. DIÁLOGO… ¡AHORA!
Comments