Por R RAMOS-PEREA
Apenas tenía 25 años, pero ya había logrado varias exposiciones importantes y su nombre rodaba con asombro en las bocas de los mejores artistas de los ochentas.
Yo le conocí desde poco antes, en las farras de bohemios y poetas del Mayagüez rancio y seco de los setentas.
Su vida era un calco de la vida de Vincent Can Gogh. Incluso, en una discusión por estilos y formas con un colega, se cortó algo de su oreja izquierda.
Vivimos juntos en una buhardilla de un viejo hotel junto a la Plaza de mi pueblo. Allí junto a un Guaguin boricua, nos pasábamos las noches… ellos pintando modelitos -pu titas que posaban por un par de pesos- mientras yo trataba de hacerme dramaturgo.
Lo difícil vino después. Cuando Vincent se casó muy pronto y las fascinaciones de su vida ideal de pintor liberado de la moral social, empezó a chocar con el rol ciudadano que esta maldita colonia nos impone.
Los sueños de su Sien, (quien conozca algo de la vida de Van Gogh sabrá de quién le hablo) se convertían en horrendas pesadillas, que pintaba con furiosos trazos impresionistas. ¡¡¡Amarillos, amarillos violentos y azules y rojos como niágaras de luz!!! ¡Estaba tan furiosamente loco que hubiese querido fornicarse al, sol!
Su desenfreno por la absoluta libertad artística, la pasión por la plenitud de placer creativo perfecto encontraba en la cotidianidad su peor némesis.
Era cierto, los artistas no habíamos nacido para ser humanos. Por tanto, todo lo humano nos era ajeno. (¡Gracias por tu bella contradicción, Terencio!)
Tanto vició de los sueños del absoluto artístico, de la revolución que el arte prometía al alma, que trató de matarse varias veces. Me tomó mi Fiat prestado y se lanzó en un viaducto a 80 millas por el carril contrario, luego se tragó dos buches de thinner (una semana en el hospital), luego se tiró en un arrecife filoso y estuvo un día tirado en unas piedras sangrando de cara al sol.
Fue uno de los amigos que más amé en mi vida. Contaminado por sus demonios angelicales siempre supe que moriría de noche.
***
(MORIR DE NOCHE. 6, 7 y 8 de septiembre en la Sala Victoria Espinosa de San Juan. Una producción de la Compañía Nacional de Teatro. Entrada libre. No apta para menores.)
Comments