José E. Muratti Toro
Miembro del Consejo Académico Asesor IATR
En un reciente diálogo electrónico con un colega al otro lado del espectro ideológico, conversábamos sobre la gran ironía implícita en las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cantera (FARC), recién reseñadas en El Nuevo Día.
Argumenté en un artículo recién sometido a ese rotativo que dicha apropiación del acrónimo por una banda de narcotraficantes me resultaba una ignominiosa aberración toda vez que los movimientos revolucionarios históricamente han sido anticoloniales y anticapitalistas, y el narcotráfico es la más capitalista de las actividades humanas: convertir ciudadanos vulnerables en adictos para lucrarse de sus flaquezas y dependencia.
El colega, en su respuesta, vincula los movimientos revolucionarios con las gangas de narcos, toda vez que ambas son "anti-sistema". Le respondí que entiendo el argumento y la lógica implícita pero no concurro.
Las revoluciones siempre han pretendido romper con el orden establecido para beneficio del bando en desventaja. Los narcos solo aspiran a insertarse en el sistema, no cambiarlo, para adquirir los beneficios reservados para unos pocos que, obviamente, no los incluyen.
La colaboración entre narcos y FARC en Colombia y otros lugares obedecen a dicha lógica anti-sistema pero con propósitos diferentes que hubiesen desembocado en una cruenta lucha de vencer los revolucionarios. El sistema-mundo, como lo llamó Immanuel Wallerstein, suele prevalecer venciendo o cooptando a ambos adversarios.
El fenómeno FARde Cantera es un ejemplo de cuánto la Economía del Mercado se ha normalizado como una única realidad forjada por el ser humano dejado al libre albedrío, en su inclinación hacia la estratificación social e imposición por tenacidad de quienes procuran sitiarse en la cúspide de la pirámide.
Los sistemas que han aspirado a invertir ese orden o, al menos, horizontalizarlo, han fracasado en parte por la presión ejercida desde "las pirámides", en parte por la misma fascinación y avaricia por allegarse los privilegios de quienes gobiernan desde ellas.
La inversión de la pirámide u horizontalización del sistema es un ejercicio de racionalidad que no se cultiva colectivamente como resultado las desigualdades propias del sistema-mundo prevaleciente.
Dicha racionalización del orden social resulta más prevalente y comprensible en los países nórdicos que, cuasi-homogéneamente, han decidido horizontalizar la prosperidad de sus sociedades gracias a que han privilegiado la educación que viabiliza y facilita la racionalización de sus respuestas a los desafíos sociales.
Al presente, vemos el lado opuesto del espectro en África, Asia y Latinoamérica, no por razones raciales sino por su condición de subyugación al norte occidental.
Resulta curioso e interesante que entre las sociedades "primitivas", inicialmente en Europa y, posteriormente, en las Américas, Asia y África, se establecieran sistemas más alineados con la horizontalización como resultado del "socialismo primitivo". Sin embargo, dichas regiones continentales en el llamado Sur Global también desarrollaron sistemas piramidales, tanto en la región centro-norteamericana como en la andina de las Américas, el sur-este y este asiático, así como el noreste y el noroeste africano.
Prefiero pensar y atestiguar que, como resultado de catástrofes climáticas o devastadoras guerras, los seres humanos hacinados y empobrecidos "naturalmente" se inclinan por la solidaridad y la mutua ayuda para sobrevivir. También reconozco que, una vez vencidas las condiciones extremas, los instintos egoístas, narcisistas y megalómanos de aquellos que traen ese "gen" de fábrica, comienzan a percolar hacia el acaparamiento de posesiones y el poder.
Al parecer nuestro ADN, como una especie de dios latente en nuestra mitocondria colectiva, les otorga a unos el deseo de subyugar a sus semejantes y la resignación de ser subyugados a la mayoría. Confiamos y apostamos a que prevalezca la inclinación a compartir en vez de acaparar en nuestros semejantes pues, de no suceder, estamos abocados a pasar la eternidad cambiando de soberanos de variada inclinación al absolutismo y el totalitarismo.
Mientras tanto, en las comunidades marginadas, a nivel mundial, continuarán generándose FARCs de traficantes, sea de drogas, mujeres y niños, armas y toda clase de artículos de consumo sobre todo electrónico, pues el sistema-mundo se ha apropiado hasta de la imaginación y un mundo mejor parece concebirse solamente si viene revestido de los reflejos y destellos del oropel.
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