Por R RAMOS-PEREA
Hoy estrena “1843-POR MARI CON” en la Sala Carlos Marichal del Centro de Bellas Artes, gratis para el pueblo.
Y si bien he agradecido de todo corazón a un portentoso elenco de actores nacionales que han ofrecido su trabajo gratuitamente y sin más interés que dedicar sus esfuerzos a los ideales majestuosos del Maestro Francisco Arriví, me toca dedicar unos párrafos a quien lo ha permitido usando a mi Maestro Arriví como pie forzado.
Francisco Arriví fue el creador, planificador y defensor del Centro de Bellas Artes de Santurce. Artista genial, lúcido Maestro que dio su vida porque hoy podamos disfrutar de un centro de artes escénicas que es único en el mundo. Al hacerlo dejó establecida una de las funciones básicas de su Sala Experimental: “La Sala Experimental del Centro de Bellas Artes será dedicada exclusivamente al desarrollo de la dramaturgia nacional y el Centro de Bellas Artes realizará todos los esfuerzos necesarios para que esta misión se dé sin costos para nuestros autores dramáticos”, según parafraseamos de su declaración de propósitos, que poco más tarde se hizo Ley.
Esta práctica se mantuvo firme desde la misma fundación del Centro. Desde controversiales gerentes como Casenave, hasta mujeres de temple y decisión como la siempre admirada Carmen Junco, hasta Myrna Casas, esta misión se ha llevado a cabo en mayor o menor grado.
Mentalidades retrógradas ha habido que no tienen idea de lo que Arriví propuso, y se coronaron en su momento enemigos de la dramaturgia nacional cobrando a los dramaturgos-productores altísimos precios de alquiler y dificultando el acceso la importante sala.
El actual gerente del CBA, el amigo Jetppeht Pérez de Corcho Morgado, nos recibió amablemente en su oficina cuando quisimos recordar esa importante misión del CBA para con el pueblo para el que fue creado. Le propusimos hacer teatro gratuito, amparados en la idea del propio Arriví de que la cultura ES UN DERECHO DE LOS PUEBLOS Y NO UN PRIVILEGIO DEL QUE TUVIERA DINERO PARA PAGAR UNA TAQUILLA. Le propusimos -el productor Florentino Rodríguez y yo- un junte donde pudiésemos desde el Centro de Bellas Artes, ser un espacio de ideas, de arte y de cultura para aquellos que no pueden pagar la taquilla del entretenimiento comercial. Le propusimos además crear un espacio de enseñanza para jóvenes actores pues para todo ello teníamos la experiencia y la solvencia intelectual necesaria ajena a todo interés de capital.
Pérez de Corcho accedió sin chistar a la idea. Tras una consulta con su Junta de Directores, el CBA acude al llamado de la cultura y el arte. Activa un programa de Residencias Artísticas que provee espacios de sala, liberación del costo de ujieres, salones de ensayo y promoción regular a las compañías que tengan los méritos artísticos necesarios para el fomento de la dramaturgia nacional. Finalmente podemos afirmar que los intereses comerciales, las fauces neoliberales que agobian la producción del arte, no afectarán las sabias y excelentes intenciones de Pérez de Corcho de salvaguardar lo más valioso de nuestra idiosincrasia que es la cultura que se ofrece al pueblo, no la que se cobra.
Espacio hay para todo. El CBA tiene dos salas estupendas que acogen todo tipo de espectáculo comercial por el que se paga. Pero la Sala Pequeña es el regalo que Arriví nos dejó a los dramaturgos de la Nación.
La Nación agradece que se siga pensando así, que se mejoren en la medida de los recursos los acordados beneficios a los dramaturgos que tienen que producir sus propias obras, y que los gerentes del futuro tengan claro esa misión de reivindicación de nuestro arte. ¿Imaginan nuestra Orquesta Sinfónica sin Sala Sinfónica? Pues la Sala Carlos Marichal no puede imaginarse sin los dramaturgos de la nación.
Gracias mil, hermano y amigo Jetppeht Pérez de Corcho Morgado y a la Junta de Directores del ICPR, por estar a la venerable altura de las ideas del Maestro Arriví. Mientras ostenten sus cargos, esperamos que sea siempre así.
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